
Paternidad. Picasso (1971)
Por: Carolina Castaño
¿Por qué ligamos la responsabilidad que conlleva un hijo solo a la biología? Si bien la mujer carga con un ser en formación nueve meses en su barriga y sufre las consecuencias hormonales y físicas de un embarazo, debería estar siempre en su potestad elegir o no el camino de la maternidad. Porque tener un bebé es una cosa. Ser mamá es otra. Igual pasa con los padres. NO, padre no es cualquiera, no hay cientos de papás por ahí en la calle, en el supermercado o en la discoteca buscando un hijo ajeno para criarlo y cumplir con el rol que la paternidad exige (Y no me refiero a las personas que desean adoptar). Con esto puedo decir que Madre y Padre ni solo hay uno, ni es cualquiera.
Lo último que pretendo escribiendo esto es romantizar el mínimo esfuerzo, pero en una sociedad en la que la mayoría de las maternidades fueron asumidas (como fueron asumidas) por el concepto hegemónico de la madre, hoy es el día para agradecerle a los papás que sin esta presión y sin sentirse obligados se quedaron con sus hijos, adoptaron a otros, y asumieron el rol de padre que está lejos de ser fácil en la sociedad patriarcal como en la que, hasta mi generación, hemos crecido.
Al relacionarme y entablar amistad con otros hombres que cumplen el papel de papás, me di cuenta de que hay muchas formas de ser padre, todas llenas de amor y sacrificio. Y el mío ha sido varias. Fue el padre joven que tuvo la energía para regalarme recuerdos de carreras en un parque, tardes de ciclovía, de peleas de almohada y noches de películas o de desvelo cuando me encontraba enferma. Con esto me enseñó su eterna incondicionalidad, yo sé que siempre, en mis momentos felices y los no tanto, él va a estar ahí.
Todos sabemos, porque todos lo vivimos, que hay muchas formas de ser padre. Mi papá ha sido muchas. Fue el padre joven que tuvo la energía para regalarme recuerdos de carreras en un parque, tardes de ciclovía, de peleas de almohada y noches de películas o de desvelo cuando me encontraba enferma. Con esto me enseñó su eterna incondicionalidad, yo sé que siempre, en mis momentos felices y los no tanto, él va a estar ahí. Mi papá tal y como mi amigo Cristian, se esforzaba por nivelar su vida como joven, que anunciaba su fin, y su vida como padre que apenas iniciaba.
Papá también fue el padre que estuvo lejos, trabajando y haciendo llamadas telefónicas que ahora, que conozco a Luis, quien trabaja en otro país para darle a su hija las oportunidades que como padre le quiere brindar, sé lo difíciles que eran. Papá me enseñó que una carta también puede ser beso y abrazo y que la distancia no determina el amor que se puede sentir por alguien.
Mi padre también fue quien me cocinó y me enseñó a organizar mi habitación, el que me recibía con comida después de la universidad y que llegaba cansado de trabajar a preguntar si me encontraba bien y si quería algo más. Así como Cardona, quien salía del trabajo a comprar y a aplicarle medicina a su bebé cuando estaba enfermo, papá me enseñó que por amor, el cansancio y otras dolencias importan menos.
Mi papá también me enseñó a afrontar mis decisiones. A levantarme cuando sentía que no podía más, a defender mis puntos de vista y a pedir perdón cuando mi orgullo y terquedad me llevaban a cometer errores. Papá me enseñó a perdonar.
Pero de todas las lecciones, la más grande de todas es que no solo la biología te hace padre, que la paternidad llega por naturaleza o por amor. Y que del amor nace la felicidad. Todo esto para decir que mi papá no es solo mi papá, es mi maestro de vida y en todos mis amigos padres veo el reflejo de él y en él veo el reflejo de ellos, que asumieron y afrontaron con responsabilidad y amor el tortuoso y largo camino de la paternidad.